martes, 19 de febrero de 2013

Rima LXI


Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar
a la orilla de mi lecho
¿Quién se sentará?

Cuando la trémula mano
tienda, próxima a expirar,
buscando una mano amiga,
¿Quién la estrechará?

Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos
¿Quién los cerrará?

Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral), 
una oración al oírla
¿Quién murmurará?

¿Quién, en fin. al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo
quién se acordará?

Bécquer, animándome desde que tengo memoria.
Este poema, aunque no lo parezca, siempre me ayudó en momentos de flaqueza, me devuelve las ganas de luchar, de seguir...
Porque le he dado una interpretación personal. Cada vez que lo leo pienso "¿realmente voy a vivir, a pasar por este mundo, para que en unos 50 años se me olvide? Alguna manera habrá de evitarlo."
Me recuerda que tengo que hacer algo grande, algo que haga que se me recuerde hasta el fin de los tiempos, llamadme loca, pero... Quiero ser inmortal.

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