jueves, 9 de mayo de 2013

Pecados capitales II

Aquí os traigo mi segunda parte de este pequeño ejercicio, que empieza a coger forma... He modificado también la primera parte, añadiéndole una pequeña introducción. Os dejo también un enlace al primer relato para quien no la haya leído.
Pecados capitales:

Y aquí la segunda parte:

Martes, 26 de Marzo de 19...
N. D.1
Tras localizar a su ex mujer y comunicarle la muerte de Don Antonio, ella afirmó haber mantenido contacto epistolar con él tras la separación. Tras registrar las cartas no encontramos nada que lo culpase de actividades poco lícitas. Unos días después ella misma nos buscó. Confesó poseer una grabación telefónica de su marido con un tal Fernando, de quien nunca había oído hablar. Por lo visto la grabación la realizó por medio de un detective privado al que ella misma pagaba para que investigase a su marido. En ella Antonio habla con otro hombre de su segunda vida. Aquí reproducimos la parte más significativa:

Avaricia

Toni, el tipo legal

Desde que era niño siempre tuve muy claro que mi vida iba a estar rodeada de lujos, y que me iba a esperar una hermosa mujer en mi cama. No es tan raro, ¿no? Así que estudié, y conseguí entrar en la carrera de derecho, de la que salí siendo el mejor de la promoción. Desde entonces no me faltó el trabajo, ni el dinero. Y fue en el trabajo donde conocí a Don Manuel, a quien le solucioné un pequeño problemilla. Digamos que conseguí apaciguar un escándalo, que no saliese a la luz. Don Manuel, en agradecimiento, me invitó a su casa a cenar. Y allí conocí a Mercedes, su hija. La verdad es que la muchacha era normalita, digamos que tan solo poseía la belleza de la juventud. Pero aún así decidí que sería mi mujer. Al fin y al Cabo Don Manuel era un hombre respetable, con un apellido muy notable. Y me dejé seducir por su título nobiliario, para qué decir más. Eran gente distinguida y de dinero.
Mercedes resultó ser una mujer con un carácter excepcional y una inteligencia muy viva. Esa era otra de sus bellezas, Mercedes adolescente era la viva imagen de Atenea. Y yo me sentí Ulises, la convertí en mi diosa y me dejé guiar por sus consejos. Tras unos años manteniendo una relación en secreto, decidimos dar el paso de comunicárselo a Don Manuel, que no pudo estar más contento de tenerme como hijo.
Ahora tengo una vida plena: tengo dinero, tengo esposa, tendré un hijo... Pero he de decir que estaba incompleto hasta antes de conocer a Jandro, un pequeño delincuente de la ciudad al que evité pasar por chirona. En pago por ello me dio varias ideas para conseguir más dinero de forma más fácil. Empecé a... digamos... hacer “pequeñas inversiones” (guardándome bien las espaldas) para que viajase al continente vecino a traer hachís. Aquí lo vendía, él se sacaba su pequeña fortuna y yo triplicaba lo invertido.
Hice una pequeña red de narcotráfico, poniendo a Jandro como cabeza de turco. A él parecía que no le importaba, al contrario. Le llegaba dinero y él no tenía que trabajar. Los dos nos beneficiábamos.
Un día Jandro llegó con un amigo suyo, un gilipollas llamado David. Por lo visto, el citado gilipollas le dijo al idiota de Jandro que su situación era peligrosa. Por lo menos no me fue dificil tranquilizarlos. Les recordé que soy abogado, que conmigo no tienen nada que temer, que soy “legal”. Creo que se rieron sin entender el chiste. A Jandro le subí un poco su porcentaje de beneficios, y David en ese momento me vino al pelo para un pequeño proyecto que tenía. Al fin y al cabo, en esta ciudad tenía el monopolio de la venta de droga, ¿por qué no sacar dinero también de las putas? Que tuviesen un pequeño espectáculo, cantasen y bailasen como en un cabaret, para que los clientes pudiesen ir preparándose y poniéndose los dientes largos con la mercancía.
La verdad, esto de sacar dinero de los vicios del populacho fue lo mejor que pude haber hecho nunca. Ahora estoy pensando en expandirme a alguna otra ciudad, si aquí me salió bien, ¿por qué no puede hacerlo en la de al lado? Allí la gente no es mejor que aquí. Me expandiré por toda la comarca sin problema, al fin y al cabo y como dije antes, soy un tipo “legal”.

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1. N.D. Nota del detective

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