lunes, 9 de diciembre de 2013

Desde la oscuridad

Y como prometí, aquí os dejo el relato del taller de escritura de noviembre. Para mi gusto es un tanto extraño, pero parece que ha gustado...

Recuerdo hace años, cuando estaba viva. Él era un ejemplar perfecto de ser humano, la muestra de todos sus defectos y virtudes. Y yo, compartía mi vida con Él. Qué ingenuos éramos en aquellos tiempos...
Ya me previnieron contra Él, pero no quise escuchar. Me creí mejor, pensé que era más lista que nadie, y aquí estoy. Recuerdo que pasábamos noches juntos, y también días enteros. Hacía todo lo posible por ser su mejor compañía, le brindaba todo lo que necesitaba. Pero también lo vi sufrir, sumido en la desesperación.
A veces doy mil vueltas a mi anterior vida, repasándola al milímetro, disfrutando otra vez sus buenos momentos. Eso es lo único que podemos llegar a hacer, mis compañeras y yo. Aquí, en este limbo, privadas de todo, lo único que podemos hacer es recordar.
Yo era uno con el ser humano, viví a su lado y morí cuando dejó de necesitarme. Simplemente, un día dijo ¡Basta! Y me echó de su vida. Sin mirar atrás, me aparcó en un rincón de su mente, y allí me condenó. ¿Qué habrá sido? Yo, que podría haber sido grande, que podría haber sido recordada durante toda la eternidad, me veo obligada a permanecer aquí, en el olvido. Es una ironía pensar que la simple cobardía nos ha condenado a la oscuridad, teniendo como única penitencia de recordar. Nosotras pensamos en lo que pudo haber sido cada día, pero Él ya nos ha sustituido por otras. Otras a las que también embaucará, a las que también les dedicará sus días, y a las que también desechará por no considerar suficientemente buenas para él. Maldito ser humano, tú en tu egoísmo no eres capaz de ver la crueldad  con la que nos tratas. Nos permites existir en alguna parte de tu ser, con la única condición de que no volvamos a aparecer ante ti. Podrías haber sido grande si nos hubieses escuchado, ¡cobarde!
Y tú, pequeña, no tengas miedo, no te culpes, si te encuentras aquí no es por tu falta de méritos, si no porque no se te ha brindado la oportunidad de demostrar tu valía.


Bienvenida al cementerio de las ideas fallidas.

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