sábado, 27 de diciembre de 2014

Cocina de letras

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.

Desde siempre, literatura y gastronomía han estado muy ligadas. Los escritores no es raro que utilicen la comida como recurso de acercamiento al lector, para crear sensaciones o simplemente para hacerle empatizar con el personaje.
De esta no tan extraña unión, surgieron muchos libros de recetas, cada cual más original.

Julio Verne y la cocina: La vuelta al mundo en 80 recetas

Eduardo Angulo

Librería Altair En este libro Eduardo Angulo aúna una selección de recetas junto con párrafos de la novela por medio del contexto y de la comida, aprovechando el hecho de que Julio Verne siempre fue un apasionado de la gastronomía. 
Se divide en:
  1. Caldos, sopas, ollas y pucheros.
  2. Huevos y tortillas.
  3. Peces, crustáceos, moluscos y demás bichos.
  4. Aves de corral y caza de pluma.
  5. La carne del matadero, caza de pelo.
  6. Los vegetales.
  7. Postres.
Estas recetas son una selección poco práctica, he de decir. Aconsejo tener este libro más como curiosidad que como herramienta culinaria, aunque siempre puede surgir la ocasión de sorprender a los comensales.

Sopa de Kafka

Mark Crick
La originalidad de este libro reside en que el autor, Mark Crick, tiene la habilidad de emular la voz de los escritores de los que recoge las recetas, escritores de fama universal como Homero o Jane Austen. Eso si, es cortito, apenas 14 recetas. 
Índice:
  • Estofado de cordero con salsa de eneldo, a tenor de las averiguaciones de Raymond Chandler.
  • Huevos al estragón, comentados a la manera de Jane Austen.
  • Sopa rápida de miso, al modo de proceder de Franz Kafka.
  • Sabroso pastel de chocolate, al estilo de Irvine Welsh.
  • Tiramisú, en el recuerdo de Marcel Proust.
  • Coq-au-vin, con la magia de Gabriel García Márquez.
  • Risotto de setas, puesto en sazón por John Steinbeck.
  • Pollitos deshuesados rellenos, según los usos del marqués de Sade.
  • Tarta de cerezas de la abuela, desde la nostalgia de Virginia Woolf.
  • Fenkata, según la épica de Homero.
  • Pollo a la vietnamita, urdido por Graham Greene.
  • Filetes de lenguado al estilo de Dieppe, por la gracia de los enredos de Jorge Luis Borges.
  • Tostada con queso, cargada del dramatismo de Harold Pinter.
  • Tarta de cebolla, según las crónicas de Geoffrey Chaucer.

Les criminels passent à table : 30 recettes vraiment mortelles des méchants de la littérature

Jean François Martin
El último libro que propongo, como curiosidad (porque está en francés, no he podido encontrar si se ha traducido), es este: los crímenes pasan a la mesa. Ofrece 30 recetas inspiradas en los malos de la literatura.

***

Como añadido final, os dejo una receta que hago si tengo tiempo, inspirada en la película de El Padrino. Digo película, y no libro, porque es de donde he sacado la receta, ahora no tengo muy claro si en el libro se la menciona o no. Esta receta se la explica Clemenza a Michael, diciéndole que algún día él cocinará para un gran grupo de gente, dejando ver con esto que la familia suponía que Michael iba a ser el eterno secundón... 
En primer lugar, las albóndigas. En este caso no dicen cómo se preparan, pero yo siempre las hago con huevo y pan rallado, especiadas con un poco de ajo. La carne mejor mezcla que vacuno. No voy a explicar el procedimiento de prepararlas, no tiene ciencia ninguna, lo único que deseo a quien las tenga que hacer es paciencia... Es la parte que más odio de preparar esta comida.
Pasemos a la salsa:

Necesitaremos:
  • Aceite (de oliva a poder ser).
  • Tomates picados (o salsa de tomate, en el caso de mi variante).
  • Ajo.
  • Albóndigas.
  • 300 ml de vino tinto (aproximadamente un vaso y medio).
Preparación:
  1. Dorar las albóndigas en aceite de oliva muy caliente, quedando el interior sin cocinar.
  2. En el aceite sobrante freír el ajo, sin que llegue a dorarse.
  3. Añadir otra vez las albóndigas, echar el tomate, el vino y dejar que se termine de hacer a fuego lento.
Esta es la receta original, yo le he hecho unos cambios:
  1. Dorar las albóndigas en aceite de oliva muy caliente, quedando el interior sin cocinar.
  2. Freír cebolla junto con el ajo, sin que lleguen a dorar.
  3. Al añadir de nuevo las albóndigas, echar el vino, dejando que se terminen de cocer en él.
  4. Una vez haya reducido el vino, echar el tomate (al tener poco tiempo suelo utilizarlo en salsa), mezclar, dejar que caliente y retirar del fuego.

¿Qué os parece la receta de la Pasta al Padrino? ¿La habéis probado? Si es así, decidme qué tal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡No olvides comentar!