lunes, 29 de diciembre de 2014

El Hobbit, o cómo vender tu alma al diablo

Todos los que hemos caminado en algún momento por la Tierra Media, sabemos que Tolkien nunca tuvo demasiado claro eso de permitir películas de sus obras: nunca eran lo suficientemente buenas. En su vida llegó a un entendimiento para realizar una a su gusto. Y no lo culpo, mirad si no qué le ocurrió a Michael Ende...
El tema, es que Peter Jackson se hizo un hueco en los corazones de muchos aficcionados a El Señor de los anillos (ESDLA) con sus películas, pues a pesar de tener varias carencias y defectos, fue capaz de realizar unas adaptaciones más que satisfactorias, dando la obra a conocer a millones de personas (yo, por ejemplo, que de aquella contaba con 11 años, sufrí una fiebre obsesiva de la que aún no me he curado).
Pero empecemos por el principio. Un día, surgió el bombazo: había fecha de estreno para la primera parte de la trilogía de El Hobbit. ¿He leído bien? ¿Trilogía? Hubo mucha gente que ya soltaba pestes de las películas antes de su estreno: que si el libro no daba para tres películas, que si a saber qué  mierda se iba a hacer, que si nos toman por tontos... Mi opinión era un poco distinta: Confío ciegamente en Peter Jackson y en su capacidad para hacer una obra más que digna. Además, seguramente rellenaría huecos del libro (¿dónde va Gandalf?) basándose otros textos, creando, literalmente, un caramelito para los fans. ¿Fan girl yo? Que va...
Aún me acuerdo, aquel día de diciembre de 2012, en el estreno de la película, sentada en una incómoda butaca en una sala con el aire acondicionado en modo polo norte, cuando llegó a mis oídos la canción del anillo (yo por lo menos siempre la conocí así), y me dije... "han pasado 10 años y estoy aquí de vuelta". Fue un momento mágico, realmente. Ahí amorticé el precio de la entrada.
Un viaje inesperado tuvo sus pros y sus contras, pero en mi opinión es la mejor. Hace algunas cosas distintas a los libros, pero me esfuerzo por ser comprensiva. Lo peor de la película, que recuerde en este momento, es que se contradice con las de ESDLA en el momento de los trolls. Si os acordáis, en La Comunidad del anillo, un Bilbo de 111 añotes recién cumplidos cuenta sus aventuras a unos niños, y justo les relata el pasaje de los trolls. Curiosamente, en la película luego ocurre de forma muy diferente. ¿Te falla la memoria, Bilbo?.
La segunda película... bueno, citando a un amigo, creo que la rebautizaré como La Decepción de Smaug. Aburrida, lenta, inutil, ridícula, mediocre, mala... Mejor olvidarla, obviarla, y no volver a verla nunca más. De esta, se salvan como mucho los diálogos de Bilbo con Smaug. No merece la pena. Recuerdo que salí del cine diciendo... Bueno, falta la 3ª, confío en que Peter Jackson arregle esto. Ese fue mi mantra del 2014, que se repetía cada vez más a menudo según se acercaba el momento de ver la 3ª...
Menudos nervios antes de ver la Batalla de los cinco ejércitos. La sala estaba a rebosar, pero eso sí, el aire acondicionado y las sillas incómodas seguían allí como el primer día. Respiré hondo, se apagaron las luces, comenzaba la película... Y pasó, sin pena ni gloria, en 144 cochinos minutos. Lo único que puedo decir de ella es un mediocre "fue correcta". También he de decir que me he acostumbrado a ser muy flexible en las adaptaciones de libros (si no habría dado en loca), y que suelo obviar bastante todas esas "fórmulas millonarias de Hollywood para hacer una película de éxito", como meter un romance sin venir a cuento o hacer un chascarrillo rechinante cada tres frases (en plan peli mala de superhéroes). Y cómo olvidar los guiños a otras "cosas" para conseguir la risa fácil: No os miento si os digo que, en menos de un minuto, han utilizado estas dos frases: "¿es que nadie piensa en los niños?" y "se acerca el invierno". 
A mi parecer, las películas no se mostraron como una obra por sí misma, si no más bien como un desfile de referencias a ESDLA. Son de una calidad infinitamente inferior. Poderoso caballero es Don Dinero, o si no, que se lo pregunten a Jackson, que pasó de ser uno de los nuestros a simplemente un aprovechado, un vendido más, que cae a los pies de las multinacionales y las estrategias baratas. No señor, crucificado queda. He creído en él hasta el final, hasta ver la tercera película... Y hasta aquí. Siento como si hubiese perdido a uno de mis héroes de la infancia. Estos años estuve diciendo de broma que como la cagase con El Hobbit me rompería el corazón, pero realmente sí que ha muerto una pequeña ilusión en mí. Al venderse este hombre, quedan menos personas que defiendan los derechos de las obras literarias en la gran pantalla. Una pena, realmente. 

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