sábado, 31 de enero de 2015

Paraíso

Tercera y última parte de Paraíso. Si te has perdido las dos primeras partes:


Llegaron al poblado a la hora de cenar. En el cielo brillaba una enorme luna llena, tan cerca de la tierra que casi parecía caer sobre ella. La música y las hogueras dieron a entender a los cuatro marineros que esa noche iba a celebrarse un ritual importante.
Tras una copiosa cena, una de las mujeres se levantó, y entonó con la garganta un sonido monótono: una simple nota musical, que comenzó en un susurro, pero que un minuto más tarde era ya un grito. La mujer no parecía que fuese a quedarse sin aire, y siguió, durante lo que Salvador consideró una eternidad. Empezaba a sentirse incómodo en la mesa, el sonido le parecía irritante. La mujer bailaba girando sobre sí misma, cada vez más rápido, mientras emitía ese sonido que en este momento ya no sonaba humano. El sonido paró en seco en el momento en el que la mujer se desplomó en el suelo. Nadie se molestó por ella, y comenzó la fiesta con el rítmico sonido de los tambores. Unas mujeres bailaban y saltaban las hogueras, y otras se acercaban a los hombres de una forma en la que nunca se habían acercado antes. Por fin, tras todo ese tiempo, se dejaron tocar por ellos. Provocaban, se besaban, se acariciaban entre ellas. Pronto, la fiesta se convirtió en una bacanal.

Esa noche, en medio del mar, un barco rescataba a un hombre que se había aventurado, valientemente, en un pequeño bote. El capitán del barco sintió curiosidad por él:
— ¿Qué hace un hombre subido sobre cuatro palos perdido en medio del mar?— Le preguntó.
Francisco le contó la triste historia del naufragio, de cómo perdió a todos sus compañeros, y cómo los últimos que lo acompañaban decidieron quedar en una isla poblada por mujeres. Según iba contando su historia se ensombrecía la mirada del viejo capitán.
— No son mujeres — interrumpió — sino brujas. Se disfrazan bajo la apariencia de jóvenes y hermosas mujeres, pero ni siquiera son humanas. Se dice, entre la gente que navega estos mares, que son unas criaturas mitad mujer mitad pez, aunque rara vez revelan su piel escamada ante los humanos. Los atraen y los engatusan con sus cuerpos y su hospitalidad, aunque lo único que buscan de ellos es su semilla. En el momento en el que la consiguen, esos hombres ya son inútiles para ellas, por lo que se deshacen de ellos con la misma facilidad con la que los alimentaron anteriormente. Se cuenta también que los sacrifican a su diosa, un monstruo que vive en las profundidades del mar, a la que ellas llaman “madre”. Esta madre, que es la bruja mayor, se encarga de provocar las tormentas sobre los barcos, haciéndolos naufragar y atrayéndolos con las corrientes a la isla con el fin de que sirvan a los vientres de sus hijas.

En la isla, los hombres se entregaban a todas las mujeres. Cada vez que se sentían cansados, ellas les ofrecían su ambrosía, una droga especial y vigorizante que les permitía satisfacerlas. Bailaban tanto en vertical como en horizontal, no había ningún tipo de pudor ni de coherencia en sus actos: la droga había anulado toda la racionalidad humana de sus mentes para dejar paso a sus instintos más básicos.
En el momento en el que la luna se encontraba en su punto álgido, en el que más brillaba, grande y blanca, su luz se reflejó en la piel desnuda de la mujer que tenía sobre él. Ya no era una piel suave de porcelana sino viscosa y escamosa. Su color dejó paso a un gris blanquecino, el color de la muerte. Se revolvió asustado, y ella lo miró. En sus ojoso había desaparecido el iris, viéndose únicamente sobre su superficie una pupila alargada. Este ser le besó, pasando su lengua por su pecho, mientras que Salvador intentaba revolverse y escapar. Por los gritos de sus compañeros, supuso que estaban en su misma situación. Se acordó de Francisco, de su ofrecimiento de esa mañana, y se arrepintió de no haberse ni planteado el escapar con él. El hechizo había finalizado, y Salvador pudo comprender las dudas que había manifestado su amigo durante los días anteriores. ¿Cómo pudo haber sido tan idiota?
Los se silenciaron de pronto. Su ritmo, que antes podía acompasar los movimientos coitales de los hombres, ahora era frenético, rápido, expectante. Las mujeres se apartaron de ellos y un ser, medio mujer medio serpiente, con branquias y aletas, sin un solo pelo en la cabeza, y con los mismos ojos inhumanos que había advertido Salvador antes en su compañera, se acercaba lentamente, reptando entre los árboles.

Dentro del barco, mientras el capitán despedía a Francisco de su camarote tras contarle las leyendas locales, un sonido les hizo estremecerse.

El viento arrastraba el eco de un grito lejano...

viernes, 30 de enero de 2015

Paraíso Segunda Parte

Hola :) disculpad que haya dividido el relato en varias partes, pero me ha quedado escesivamente largo como para publicarla a una en el blog. Mañana la tercera parte. Si no has leído la primera, puedes leerla aquí:


Tras llegar a la isla y descansar, los tres hombres sanos decidieron que lo mejor sería explorar la isla en busca de civilización, si la hubiese, o al menos de alimento. Mientras decidían quién se quedaba junto con los enfermos, una sombra se movió tras ellos, que se encontraban tan absortos en su felicidad que no la advirtieron. Una segunda sombra se posicionó a su derecha, y una tercera a su izquierda. Cada vez llegaban más y más. Cuando las advirtieron, ya era tarde: un grupo de mujeres desnudas, adornadas con aros de oro alrededor del cuello, las muñecas y los tobillos, los miraban con curiosidad. Gentilmente condujeron a la tripulación del Alianza a la aldea, donde les agasajaron con alimentos. Una gran variedad de frutas y pescados poblaban la mesa, así como aves asadas. Mientras ellos comían, ellas los analizaban con la mirada. Esa noche, bajo una luna creciente, disfrutaron por primera vez en mucho tiempo de la música, bromeando y hablando entre ellos como si el día anterior fuese un recuerdo ya lejano. Las mujeres disfrutaban de ellos, con una mezcla entre curiosidad y pícara vergüenza, como si nunca hubiesen tenido contacto con ninguno de ellos. Una de ellas sonrió a Salvador en la distancia. Era sin duda la mujer más hermosa de la tribu: con unos largos rizos oscuros, una piel dorada y unos enormes ojos centelleantes. A Salvador le recordó a las mujeres de su tierra.
Los días pasaban, y los hombres recuperaban las fuerzas de una forma casi milagrosa. Vivían en el paraíso, rodeados de bellas mujeres y sin necesidad de trabajar más allá de participar en los juegos populares, en los que tomaban siempre las posiciones de honor. Tan sólo una pequeña sombra ennegrecía la idílica perspectiva de permanecer en esa aldea: “¿Cómo es que sólo hay mujeres jóvenes?” Repetía Francisco cada vez que alguien se dignaba a escucharle. Tras recuperarse de la enfermedad se levantaba con el sol, tomaba rumbo hacia el horizonte, y no volvía hasta que todos estaban ya durmiendo.


Ese día, Francisco reunió al resto de hombres en la playa, pidiéndoles insistentemente que apareciesen solos. Una vez juntos, caminó hacia el oeste, donde se alzaba un acantilado de rocas afiladas. Llegados allí, se dio la vuelta y dijo:
— Os voy a mostrar lo que me ha tenido ocupado estos días. — Se dirigió a una gran roca, de la que asomó la proa de una rudimentaria barca.
Los otros cuatro lo miraron, sorprendidos. Por fin, Juan rompió el silencio:
— ¿De verdad piensas volver a tu casa en... eso? ¿Por qué no permaneces aquí y disfrutas del paraíso que se nos ha otorgado?
— No considero que sea un paraíso — Argumentó Francisco —. Al contrario, nadie regala tanta amabilidad. ¿Os habéis fijado que esas mujeres nunca trabajan? ¿Dónde consiguen la comida? ¿Dónde tienen a sus ancianos, sus niños, a sus hombres?.
— Kaia me dijo que sus hombres se encuentran en otra isla no muy lejos de aquí.— Dijo Salvador.
— Más a mi favor, ¿por qué nos mantienen con ellas? ¿Qué planes tienen para nosotros? Quedaos si queréis, yo me niego a descubrirlo. He reunido provisiones para algunos meses, con un poco de suerte encontramos algún barco que nos recoja, o algo más parecido a la civilización. Si alguien quiere acompañarme, es bienvenido. Si no, os pediría en favor al tiempo que hemos pasado juntos y la amistad que nos une, que me ayudéis a desplazar la nave hasta el mar.
Una hora después el barco de Francisco estaba dispuesto a partir en la dirección en la que sale el sol. Miró y abrazó a sus amigos, y les pidió un último favor: que no dijesen nada de su marcha hasta el amanecer del día siguiente.
Juan, Alberto y Salvador permanecieron sentados en la orilla del mar hasta que desapareció la nave de Francisco, casi al anochecer.

Llegaron al poblado a la hora de cenar. En el cielo brillaba una enorme luna llena, tan cerca de la tierra que casi parecía caer sobre ella.  

jueves, 29 de enero de 2015

Paraíso


Cuando Salvador divisó la costa se sintió la persona más afortunada del mundo.
– ¡Gaviotas! – Exclamó, bajando de lo que quedaba del mástil al que se había encaramado sin ya ninguna esperanza. Abrazó a sus compañeros: estaban salvados.

No pensaron que fuesen a sobrevivir a aquella semana. Semanas atrás, una fatal noche de luna llena, el cielo se nubló de tal forma que parecía brujería. En cuestión de minutos un mar tranquilo se tornó en una trampa mortal: olas casi kilométricas, vientos aullantes y lluvia que caía con la fuerza de mil cuchillos los sorprendieron con la guardia baja, por lo que el desastre fue inminente. La tormenta fue la más fiera que había visto el capitán, y no es que su capitán pecase de exagerado; así que esa afirmación los hizo ponerse alerta. El barco volaba sobre las olas, parecía que no iba a resistir. A pesar de su robustez, la bravura del mar era tal que hasta se habrían sentido más seguros en un barco de papel... Y cayó un rallo. El cielo se iluminó sublimemente y un rallo se abalanzó sobre el mástil, partiéndolo en dos. El mástil se movió en el aire desplomándose sobre el barco, abriendo un boquete en la cubierta. El agua caía a raudales, las olas la inundaban... era cuestión de tiempo que la bodega se anegase y se fuese todo a pique. Un valeroso hombre, el contramaestre, consciente del riesgo, exhaló su último aliento en su reparación. El capitán consiguió volver, con las manos sangrando y las muñecas hinchadas, temblando de frío. Murió unos días después de hipotermia, no se pudo hacer nada. Cuando terminó la tormenta toda la tripulación hizo inventario de daños, comprobando con desesperación que las velas habían perdido su combate contra el viento, perdiéndose en el mar unas, y rasgándose en mil jirones el resto. Su única esperanza era navegar a la deriva, rezando por la salvación.
De esta manera la tripulación del Alianza se dispuso a pasar los siguientes meses. Se racionaron la comida y el agua. Por suerte o por desgracia, muchos murieron durante las primeras semanas, por enfermedad unos, acabando así con su sufrimiento y, al menos, con el estómago lleno; y por motines otros, durante el tiempo en el que los marineros tenían el suficiente fuego en sus almas como para alzarse en contra de nadie. Estos últimos al menos murieron rápido, ahorrándose la espera a un destino cada día más negro.
Algunos hombres intentaron crear un ambiente de falso optimismo, cosa que tampoco duró más allá de los dos primeros meses. Con el paso de las semanas, cada vez las raciones eran más estrictas, por lo que al cuarto mes la tripulación era apenas un tercio de los que fueron al zarpar del puerto.
El día que se salvó la tripulación del Alianza se contaban apenas cinco personas, dos de ellas enfermas de escorbuto. Ya no tenían más agua que la de la lluvia, y la comida consistía en aquello que podían pescar.
Salvador iba todos los días a sentarse al mástil, buscando una ínfima esperanza, que, por pequeña que fuese, les permitiese escapar del fatal destino que se cernía sobre ellos. Así pasaba todos los días, sentado en soledad, meditando para no pensar en sus desgracias.
Aquella mañana le pareció ver una sombra sobre el mar, y cuando levantó la vista la vio: una gaviota (señal inequívoca de que la tierra está cerca) volando hacia el norte. Y luego otra un poco más a su izquierda, y otra más... Las escuchó embelesado, para él eran casi coros celestiales. Dios los había salvado, al igual que salvó a Noé.

Una hora después pudieron divisar la isla. Por suerte el barco pasaba lo suficientemente cerca como para ir a nado. En unas horas estarían salvados. Aprovecharon ese tiempo para crear una pequeña plataforma en la que transportar a los enfermos.

lunes, 26 de enero de 2015

Frases que recordar

¿Nunca os ha pasado de leer una frase con tal carga de belleza y verdad que os entran ganas de grabarla a fuego en vuestra memoria? Yo más de una vez he sentido esa necesidad, y, para mi desgracia, en la mayoría de los casos las he olvidado, a excepción de algunos versos (como se arranca el hierro de una herida, su amor de mis entrañas me arranqué).
Justo porque tengo muy mala memoria, y dado que me gusta honrar las palabras de todos aquellos que me tocaron el alma de alguna manera, suelo adornar mi lector de libros electrónicos con imágenes de esas frases hechas por mí. Ayer, en un arranque de creatividad, decidí crear una imagen nueva con los versos finales de Los Miserables (¡qué gran colofón!), y una cosa llevó a la otra... Y bueno, seguí haciendo más y más, pensando que sería buena idea regalarlas en el blog.
Antes de mostrároslas me gustaría hacer un par de avisos:
1. Pueden contener algún pequeño spoiler, aunque nada demasiado relevante ni que os vaya a estropear la lectura.
2. Las imágenes las cedo sólo para uso personal. 

Y bueno... si os gusta alguna y la cogéis, me haría ilusión que lo comentaseis :) pero esto es ya algo personal.

Dicho lo dicho... Aquí las tenéis:

Empezamos con una del capitán Nemo en 20.000 Leguas de viaje submarino, de Julio Verne. Una frase que, aunque pueda parecer simple, es intemporal, sino, mirad el panorama político actual...


La segunda es mi pequeño homenaje al Conde de Montecristo (esta puede contener SPOILER, por lo que, si tienes interés en leerlo, y llegas virgen a la historia... mejor pasa a la siguiente, y no termines de leer este párrafo). Le he intentado dar un toque clásico, no demasiado oscuro, como un caramelo con un envoltorio equivocado... Así como el Conde, escondiendo sus intenciones en una capa de lujo y paciencia.


La tercera imagen es muy especial para mí. No por ella, sino por el libro que representa: Frankenstein. Como ya he explicado en alguna ocasión, éste es uno de mis libros preferidos desde mis 12 años, cuando lo cogí de la estantería buscando una historia de monstruos... ¡Y vaya si encontré monstruos! Ese libro me confirmó que los monstruos realmente existen, y son quienes menos sospechas que lo sean.


La cuarta imagen también hace un homenaje a mi infancia, pues pertenece a la que fue una de mis películas preferidas. Gracias a ella descubrí a Verne... ¡Y qué sorpresa ver que Willy Fogg también había salido de su cabeza!


Quinta imagen... Lovecraft. La evolución lógica de la niña que leía todos los libros de Pesadillas, ¿no creéis? Él es el que ha revolucionado la literatura de terror alejándola de los clásicos tópicos, él... el maestro de muchos otros que no le llegan ni a la suela de los zapatos, y que se coronan como los Reyes del Terror del siglo XX... Para ser justos, Lovecraft nunca fue muy conocido, así que no creo que le moleste.


Sexta y séptima imagen. Las incluyo en un mismo texto porque son los versos del final de Los Miserables. Me ha parecido justo hacerlos en español, tal y como yo les he leído, y también en francés, el idioma en el que fueron concebidos. 



 Por último las imágenes  8, 9 y 10. En ellas he querido hacer mi pequeño homenaje a Tolkien. Al igual que con Los Miserables he elegido un poema: El poema del anillo. Lo podéis encontrar en español, en inglés y en Quenya.
 


¿Qué os han parecido? Sé que no son gran cosa, pero yo estoy muy orgullosa de ellas :D. Aparte, si viéseis lo guapo que está mi reader con ellas... 
¿Qué frases destacaríais vosotros?

sábado, 24 de enero de 2015

Sherlock Holmes, detective asesor

Nuevo año, nuevas ideas que se dice. Nuevas metas, nuevos retos... En enero todos somos más valientes, todos nos aventuramos a hacer lo que otras veces nos pensaríamos más. Año nuevo, vida nueva. O año nuevo, blog nuevo. No diría tanto, pero lo que sí es que me ha parecido buena idea incluir una nueva sección: juegos. Peor no juegos normales como el parchís, sino juegos más... Especiales. Todos los juegos de los que hablaré aquí cuentan historias, o permiten que cuentes la tuya propia. Juegos de investigación, juegos basados en libros... Hay una gran variedad, muy bien ambientados y muy entretenidos, que permiten una nueva forma de pasar una tarde de invierno.
Y para estrenar la sección por todo lo alto, os mostraré uno que me llegó ayer, Ya sé que el título os ha chafado la sorpresa, pero aún así, me honro en presentaros...:


Hace unos días, en un arranque de locura y de emoción por unas "segundas navidades", compré un juego nuevo: Sherlock Holmes detective asesor. Este juego, me enamoró desde la primera vez que lo vi: una edición muy cuidada, con muchos detalles, y con una pinta más que apetecible... Al fin y al cabo... ¿A quién no le gustaría medirse en inteligencia y capacidad deductiva con el mismísimo Sherlock Holmes?
De eso trata este juego: a raíz de unas pistas dispersas en periódicos (como podéis ver trae periódicos con pequeñas notas de sucesos, anuncios e incluso contactos), o que dejan caer los personajes, la tarea del investigador es resolver un misterio. Da total libertad, lo único que necesitas es tu capacidad deductiva. Una vez resuelto, se obtienen más o menos puntos dependiendo de lo que se haya acertado y las pistas necesitadas. Y no acaba ahí, la guinda es que permite comparar tus respuestas, las pistas que has utilizado y demás con lo que ha necesitado Sherlock... ¡Y puedes llegar incluso a superarle!

El juego consta de 10 casos no rejugables, es de EDGE y tiene un precio de unos 40€, aproximadamente, aunque si buscáis podéis encontrarlo a mejor precio. Yo lo encontré en una oferta en la página EGDGAMES a 35€.
Dentro de la caja podemos encontrar:


  • Mapa un poco simplificado del Londres victoriano (apenas se ve :().
  • Varios periódicos (una pena que no sean de papel de periódico... aunque este es más resistente).
  • Guía de la ciudad.
  • Libro de casos.
  • Reglas del juego.
  • Tarjeta con la firma de Sherlock Holmes.
Como podéis ver trae todo lo necesario para poder pasar una tarde diferente, en un ambiente diferente, en una época diferente. Las reglas no son nada complejas de comprender, pero el juego... Depende cómo te lo tomes. Dado que son tan pocos casos, lo mejor es disfrutarlo, aunque no llegues a ganar a Sherlock. Y mira que esa era mi motivación al principio, pero jugando, no pude evitar investigar de más, disfrutar de la historia que iba descubriendo al hablar con los personajes... No diré mucho, no vaya a ser que os desvele demasiado. Lo único que más de una vez os dará algún quebradero de cabeza. Y aviso, las partidas son largas, por lo que es recomendable no jugarlo con prisas.
Yo empecé hoy con él, y aún acabo de terminar ahora un caso... Es, sin duda, un juego complejo, en el que no puedes desdeñar ningún detalle. Y aún así, es más que probable que queden cosas sin descubrir... Me ha encantado. He sufrido también muchos errores denovata, que espero mejorar con el resto de casos...
A mi parecer es otra forma de vivir una novela de detectives, desde una nueva perspectiva más participativa. Me ha gustado, realmente. Una pena que sean tan pocos casos... Pero como capricho, como curiosidad, y como reserva para las tardes de invierno, este juego merece la pena.
¿Alguien más lo ha probado?

jueves, 1 de enero de 2015

¡Feliz año!

¡Feliz año nuevo a todo el mundo!

¡Esta no solo es la primera entrada del año, sino que también es el post número 100!
Espero que disfrutéis este año, y  que luchéis para conseguir vuestras metas, tal y como yo pienso hacerlo.
También me gustaría anunciar que me tomo unos días libres del blog. Volveré a partir del 21, que es cuando acabo los exámenes. Para hacer más corta la espera, he recopilado todos los relatos que he escrito desde el principio del blog, de forma que podréis leerlos fácilmente desde aquí.
¡Nos vemos en unos días!


  1. Historias sobre el silencio.
  2. Viaje por la mente de un ladrón.
  3. Abres los ojos.
  4. Noche en el cementerio.
  5. Miedo y venganza.
  6. La muerte del rey.
  7. ...Y allí estaba.
  8. Pecados capitales.
  9. Pecados capitales II.
  10. Ave Fénix.
  11. La noche de San Juan.
  12. Oscuridad.
  13. El libro más hermoso escrito jamás.
  14. Cuento de brujas.
  15. Desde la oscuridad.
  16. Carta desesperada de un hombre abandonado a la desdicha.
  17. El olivo.
  18. El asombroso hombre del futuro.
  19. Inmensidad.
  20. Leyendas urbanas.
  21. Lluvia.
  22. El cazador paciente.
  23. Soledad.
  24. ¡Al ladrón!
  25. Milagro